El ritmo es la medida de la música, la cual por ser un arte que transcurre en el tiempo, es esencialmente medible. No debe confundirse el concepto de ritmo con la idea de compás, ya que para que haya un compás determinado debe haber regularidad de acentos, pero tal regularidad no es imprescindible para que exista el ritmo.
Por lo tanto, podríamos definir al ritmo como la relación temporal entre los momentos que aparecen los sonidos.
Para percibir el ritmo, pensamos en la sucesión de sonidos y ponemos en juego dos operaciones:
- registra los intervalos de tiempo que suceden entre los sonidos y hace una comparación entre sí.
- o agrupa sonidos sucesivos en unidades de información musical.
El oído escucha cuando aparece un sonido y luego, cuando aparece otro sonido. Inmediatamente percibe el espacio de tiempo entre ambos sonidos. Si aparece un tercer sonido, compara ese intervalo de tiempo con el anterior, observando si es igual o diferente.
O sea, para percibir un ritmo los pasos serían los siguientes:
- Percibir el momento del ataque de un sonido
- apreciar el intervalo transcurrido entre el 1º sonido y el siguiente
- compararlo con los intervalos de tiempo ya percibidos
- y quizás, predecir cuándo aparecerá el próximo sonido
La construcción del ritmo depende exclusivamente de los intervalos de tiempo entre los momentos de aparición de los sonidos y no es una relación de duraciones. Si pensamos que podemos producir ritmos con duraciones ínfimas como el palmeo o golpes sobre una mesa, es claro que no importa cuanto duren los sonidos.
La estimación de la duración del sonido y del silencio es una operación de cálculo que se apoya en la actividad perceptiva y exige al oyente realizar “mediciones” no cronométricas. Estas mediciones son predominantemente comparativas: esto es, permite establecer relaciones tales como “mas largo que” “mas corto que ““igual a “.
Por lo tanto, podríamos definir al ritmo como la relación temporal entre los momentos que aparecen los sonidos.
Para percibir el ritmo, pensamos en la sucesión de sonidos y ponemos en juego dos operaciones:
- registra los intervalos de tiempo que suceden entre los sonidos y hace una comparación entre sí.
- o agrupa sonidos sucesivos en unidades de información musical.
El oído escucha cuando aparece un sonido y luego, cuando aparece otro sonido. Inmediatamente percibe el espacio de tiempo entre ambos sonidos. Si aparece un tercer sonido, compara ese intervalo de tiempo con el anterior, observando si es igual o diferente.
O sea, para percibir un ritmo los pasos serían los siguientes:
- Percibir el momento del ataque de un sonido
- apreciar el intervalo transcurrido entre el 1º sonido y el siguiente
- compararlo con los intervalos de tiempo ya percibidos
- y quizás, predecir cuándo aparecerá el próximo sonido
La construcción del ritmo depende exclusivamente de los intervalos de tiempo entre los momentos de aparición de los sonidos y no es una relación de duraciones. Si pensamos que podemos producir ritmos con duraciones ínfimas como el palmeo o golpes sobre una mesa, es claro que no importa cuanto duren los sonidos.
La estimación de la duración del sonido y del silencio es una operación de cálculo que se apoya en la actividad perceptiva y exige al oyente realizar “mediciones” no cronométricas. Estas mediciones son predominantemente comparativas: esto es, permite establecer relaciones tales como “mas largo que” “mas corto que ““igual a “.
Cuando se alternan sonidos y silencios a igual intervalo de tiempo entre ataques, podemos decir que existe una pulsación regular.
Existen dos tipos de ritmo: Uniforme y No uniforme
Existen dos tipos de ritmo: Uniforme y No uniforme
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