La percusión
Existen varias formas de clasificación dentro de los instrumentos de percusión.
En la antigüedad se utilizaba esta clasificación, que estaba dada por el material vibrante que generaba el sonido:
- Idiófonos, cuyo sonido se obtiene por sacudimiento (cascabel, sonajero), por entrechoque (címbalos, gong, castañuelas) o por golpe (campana, Xilófono, triángulo) y que pueden obtener varios sonidos de la escala; por otro lado están los
- Membranófonos, qué están constituidos por una membrana tensada.
Luego esta la clasificación de la orquesta sinfónica:
- Entonación o altura definida: Estos producen sonidos de altura precisa que pueden tener una función armónica o melódica en la orquesta, pertenecen a este grupo los timbales, el xilófono, la celesta, el glockenspiel y las campanas.
- Entonación o altura indefinida: Los segundos producen sonidos cuya frecuencia es difícil o imposible de determinar, los pertenecientes a este grupo son el triángulo, los platillos, el gong, el bombo o gran cassa, el tambor militar, el tambor y la pandereta.
Existe una infinita variedad de instrumentos de percusión, pero solo algunos de ellos han entrado a formar parte de manera constante de la orquesta sinfónica.
La percusión en la orquesta sinfónica
La percusión tuvo inconvenientes para integrarse a la "gran música". Durante mucho tiempo, su empleo fue sobre todo utilitario, por lo general militar. La música barroca la utilizó muy poco; finalmente, en el siglo XIX se integró por completo a la orquesta. Pero es muy raro escuchar instrumentos de percusión como solistas en el repertorio clásico: juegan un rol esencialmente rítmico. Sin embargo, el abanico de sus sonoridades es más amplio que lo que normalmente se piensa. Los címbalos son dos platillos circulares de 50 cm. de diámetro, y están hechos de cobre y estaño. Según la intensidad que se quiera obtener, se los golpea o se los frota uno contra otro. Pueden producir sonidos estruendosos como verdaderos truenos. El cimbalista detiene sus vibraciones apoyando los platillos contra su cuerpo. Además puede golpear sólo uno con diversos accesorios, para obtener sonidos diferentes: baquetas, palillos, escobillas, etc. De origen árabe, el timbal fue introducido en Occidente durante las cruzadas. El sonido de esta percusión es tan solemne y pomposo que por mucho tiempo se reservó para las orquestas reales y las paradas de caballería.
Una inmensa familia
Existen tantos instrumentos de percusión que no se puede citar a todos. Sin embargo, ¿cómo no nombrar las campanas, a veces gigantescas, o los carillones? Los xilófonos están compuestos por unas cuarenta láminas de madera de diferentes largos -de 15 a 38 cm.- que se golpean con palillos. Con el mismo principio, el glockenspiel (“Juego de campanas", en alemán) está constituido por láminas, de metal que imitan el sonido de las campanas. La celesta asemeja a un piano en miniatura. Más reciente, el vibráfono (una especie de xilófono eléctrico) es utilizado por algunos músicos de jazz. El gong fue importado desde China. Es un gran disco de bronce que se golpea con una maza recubierta de fieltro, y qué produce un sonido misterioso y difuso, como un eco lejano. En la orquesta a veces también se encuentra el tam-tam, placa redonda de metal que se golpea con una maza, y que no tiene nada que ver con los tambores africanos del mismo nombre. Finalmente el jazz impuso su propia percusión, en un conjunto llamado batería. El baterista (drummer en inglés, de drums, percusiones) es un verdadero hombre orquesta, a la cabeza de una gran cantidad de instrumentos: un bombo, un redoblante, otros tambores, algunos platillos fijos, uno doble (llamado charleston) accionado por un pedal a los que se pueden agregar timbales, campanas y xilófonos.
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