El fagot debe su existencia a la necesidad musical de
ampliar la región grave del sonido; se trata de un singular instrumento de
madera, de tubo cónico y provisto de doble lengüeta, por cuya naturaleza a sido
considerado como un bajo del oboe.
Como ocurre con la mayoría de instrumentos integrantes del
muestrario instrumental europeo, el fagot cuenta con famosos precedentes, uno
de los cuales puede reflejarse en el impulso que a los músicos romanos les
llevó a ampliar en su parte grave el aulos, una especie de oboe, legado por los
griegos, que en el mundo latino tomó el nombre de tibia bassa, la cual, aún
tratándose de un lejano embrión, puede considerarse como el primer intento
efectuado dentro de una larga genealogía de instrumentos creados para una tal
menester.
Descripción del
instrumento
El interior del cuerpo del fagot está constituido por dos
tubos que se comunican entre sí en su parte inferior, cuyos canales describen
una V; dicha angulación presenta múltiples ventajas con respecto a otros
instrumentos con lengüeta y registro grave que poseen un trazo interno,
longitudinal y único, como es el caso de las antiguas bombardas, las cuales,
muy estimadas durante el primer tercio del Renacimiento, fueron perdiendo el
beneplácito de los músicos debido a su poca funcionalidad. Anhelando ejemplares
verdaderamente bajos, los artesanos renacentistas acometieron la construcción
de bombardas con un cuerpo no inferior a los cuatro metros de longitud. Su
aparatosidad les llevó a idear esa angulación interna del tubo, con la que se
redujo a la mitad la longitud real del instrumento; pero esos intentos no
cuajaron en el fagot, sino en su inmediato antecesor, el dulcián. Algunos antecesores son:
Dulzaina
Dulcian
Desde 1620 se conoce, además, un instrumento grave de la
familia del fagot, llamado contrafagot, que suena a la octava baja de aquél.
Bajón
El fagot, que recibió en España la designación de
bajón, vivió su expansión en los siglos XVII y XVIII, y, aunque al principio
sus funciones las ejerció mayoritariamente dentro de la música eclesiástica,
reforzando las voces de los cantores, su presencia en el arte secular arreciaría
con el tiempo.
Ya en el siglo XVIII gozó de madurez suficiente como para
afianzar su presencia en el campo orquestal y solístico; baste recordar los
conciertos escritos para fagot por Vivaldi, todos ellos de corte magistral, o
en papel preponderante que le dispensaron compositores como Johann Sebastián
Bach, Haendel, Telemann, Fux, Johann Stamitz, Johann Christian Bach y Carl
Philipps Emanuel Bach, quienes abrieron la senda para que su timbre hondo y umbrío
fuera protagonista de los excelentes conciertos fagotísticos de Mozart y Weber.
También es interesante el concierto que compusiera un músico español, Anselmo
Viola (1738-1798), monje del monasterio de Monserrat cuya celebridad se debe
tanto a sus obras como al hecho de haber sido maestro de Fernando Sor.
Provisto de 22
a 24 llaves, con un cuerpo de 1,40m., aprox. y una
extensión de 3 octavas media, el fagot ha alcanzado en nuestro siglo su
madurez, virtud ya demostrada en las partituras de las grandes obras
orquestales de Berlioz, Wagner y Richard Strauss, y que Schöenberg potenció en
su Quinteto de viento Op. 26 donde el fagot exhibe su amplia gama tímbrica. Su
extensión actual es la siguiente.
El fagot actual mide 1,37 m , pero su tubo, desdoblado, tendría una
longitud de 2,59 m .
Consta de cinco partes, cuatro de madera y una de metal: el cuerpo pequeño con
agujeros oblicuos, la culata, el cuerpo grande, el pabellón y la embocadura.
Esta última, llamada también tudel, es de metal, tiene forma de S y lleva
insertada la lengüeta doble, más larga que en el oboe.
El primero que usó el fagot en la orquesta fue el compositor
francés Antonio Cesti (1623-69) en su ópera Il pomo
d'oro (1666-67). Antonio Vivaldi (1678-1741) fue seguramente el primero
que lo empleó como instrumento solista, dedicándole aproximadamente 37
conciertos.
Contrafagot
El Contrafagot tiene un tubo de algo menos de 5 mts. de largo y está doblado cuatro veces.
Suena una octava inferior al fagot y es el sonido más
profundo de la orquesta.
El contrafagot tiene una calidad oscura, ronca y se usa
generalmente para dar un bajo compacto a la familia de la madera.
También a menudo refuerza la parte del contrabajo o completa
con un bajo fuerte los acordes del metal. Sin embargo puede utilizarse para
realizar novedosos efectos de solo.
Su extensión difiere de la del fagot por una 8ª.
Fagot y Contrafagot
Conciertos y otra
literatura orquestal
Barroco
Antonio Vivaldi escribió 37 conciertos para
fagot. Este número se debe a que Vivaldi escribía partes expresamente para las
jóvenes intérpretes del Ospedale della Pietà, un orfanato para niñas y
adolescentes. En algunas partituras aparecen incluso sus nombres.
Clasicismo
Johann Christian Bach, Concierto para fagot en Si bemol
mayor, Concierto para fagot en Mi bemol mayor
Wolfgang Amadeus Mozart, Concierto para fagot en Si bemol
mayor, K191
Carl Stamitz, Concierto para fagot en Fa Mayor.
Romanticismo
Carl Maria von Weber, Andante e rondo ungarese en do menor,
op. 35
Carl Maria von Weber, Concierto para fagot en Fa mayor, op.
75
Contemporánea
Hindemith, Sonata para fagot y piano(1938)
John Williams, Five Sacred Trees: Concierto para fagot y
orquesta(1997)
Richard Strauss, Concertino para clarinete y fagot (1948)
Francis Poulenc, Trio para oboe, fagot y piano (1926)
Heitor Villa-Lobos, Ciranda das sete notas
Richard Strauss, Duetto concertino para clarinete y fagot
con cuerdas y arpa.
Pasajes famosos de
orquesta
Edvard Grieg, En la gruta del rey de la montaña
Sergéi Prokófiev, Pedro y el lobo (El tema del
abuelo)
Ígor Stravinski, La consagración de la primavera (Empieza
con el famoso solo de fagot con notas muy agudas)
Ígor Stravinski, El pájaro de fuego en el año 1945
Maurice Ravel, Rapsodia española
Maurice Ravel, Bolero
Hector Berlioz, Sinfonía fantástica
Tchaikovsky, Sinfonía nº6 "Patética"
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